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lunes, 11 de abril de 2016

¿FELIZ MES DE LAS NIÑAS Y DE LOS NIÑOS?



Este 30 de abril se celebra en México el denominado Día del Niño. Tradicionalmente se refiere a un día donde los niños y las niñas de este país son festejados por su condición de infantes. La tradición de dicha celebración incluye varias formas de festejarlos, como no ir a clases, regalarles dulces, tal vez algún juguete y, en general, brindarles un poco más de atención de la que, supuestamente, tienen, para dejar en sus corazones un agradable recuerdo de esta etapa.

¿Niñez es sinónimo de felicidad?

¿Cuántas veces no hemos escuchado a varias personas, amigos o no, decir frases como: “Mi infancia fue la etapa más feliz de mi vida”, o “Todos los niños a esa edad son felices”? 

Con todo respeto, yo no concuerdo con eso. No creo que por el hecho de ser infantes, automáticamente TODAS y TODOS l@s niñ@s sean felices. Lo que creo es que la mayoría de las niñas y los niños tienen algo en común: la inocencia. A edades tempranas no tienen malicia ni grandes complicaciones, no se dificultan la vida pensando en expectativas de lo que harán o quieren en un futuro, simplemente viven cada momento de sus vidas, ya sean buenos o malos y, muchas veces, sin pensar en el por qué, cómo, cuándo o para qué…. No, no tod@s los niñ@s son felices tan solo por el hecho de vivir en la etapa de la infancia.

Quienes hemos sido niñas y niños podemos echar un vistazo hacia atrás para darnos cuenta que, desde temprana edad, hemos sido conscientes de muchas cosas de nuestro alrededor, las cuales, nos causaron alegrías pero también tristezas; seguramente vivimos cosas que nos generaron sonrisas, pero también hubo otras que nos causaron sufrimiento,  llanto y ansiedad;  tal vez muchos fuimos queridos y atendidos,  pero otros, desafortunadamente, tuvieron que experimentaron desamor, desatención y maltratos. Los que hoy somos adultos sabemos que solo con el transcurso del tiempo fuimos capaces de ir entendiendo y asimilando cada cosa que vivimos en nuestra infancia y que nos causaron diferentes estados de ánimo; muchos adultos hemos logrado que esas cosas nos hicieran ser más fuertes y mejores, pero en otros casos, hay traumas, dolor, falta de autoestima, entre otras consecuencias.

Las niñas y los niños, además de poseer el don de la inocencia, son seres con inteligencia y con sensibilidad, lo que les permite percibir cada hecho que sucede a su alrededor. Son capaces de sentir, transmitir, absorber, imitar, aprender…..

Muchas veces, en la etapa de la niñez se viven ciertas circunstancias en donde solo queda  ver, sentir, asumir y callar, como una forma de auto-protección, pero eso no implica que no se entienda lo que sucede en el entorno. 

Es una realidad que la mayoría de las niñas y los niños de este planeta, tienen problemas, ya sea de forma directa o indirectamente. Podemos empezar mencionando aquellos que se presentan en su núcleo familiar, como son las discusiones y los problemas en casa. Muchas veces tienen que ser testigos, y padecer, maltratos cotidianos y, en muchos casos,   violencia extrema. Muchas niñas y niños padecen los estragos de un padre golpeador, de una madre que por miedo no sabe qué hacer; viven diariamente problemas de dinero, o adicciones, con familias totalmente disfuncionales. Lo grave es que no cuentan con apoyo económico, emocional ni de ningún tipo para hacer frente a situaciones de ninguna clase; muchos son abandonados a su suerte, o bien, son obligados a trabajar en ambientes sumamente riesgosos. En otros casos, son vendidos y usados como esclavos sexuales y laborales. En general, muchas niñas y niños de cada rincón del mundo, no son atendidos  ni respetados en sus derechos más fundamentales.

No importa la clase social, los problemas que se presentan en la niñez y la adolescencia no discriminan. Por eso, quienes tenemos hijas, hijos, primos, sobrinos, vecinos o conocidos que vivan la etapa de la infancia, estamos obligados a brindarles estabilidad, amor, fuerza, respeto y una serie de valores esenciales para vivir, ya que de otra forma, les generaremos (como sociedad) un gran conflicto mental, emocional y físico, de consecuencias graves, tales como problemas escolares, bullying, ausentismo,  falta de amor propio, lo que los llevará a refugiarse en drogas, malas compañías, delincuencia, embarazos, ETS, suicidios, etc

En mi caso,  puedo decir con toda honestidad que no, yo no fui una niña 100% feliz durante toda mi infancia. En efecto, fui inocente pero a la vez consciente, pues desde temprana edad viví los problemas que se presentaban en mi hogar, además de los que tuve en la escuela, como el  bullying (antes no existía ese nombre, pero para el caso era lo mismo), entre otros.  Nada de eso me hacía feliz, al contrario, me causaba ansiedad, tristeza, confusión, pero con el tiempo fui entendiéndolos, asumiéndolos y madurándolos hasta que se convirtieron en experiencias que forjaron mi carácter, marcando una parte importante de mi vida. 

Sin embargo,  fue justo en la etapa de la niñez cuando viví un acontecimiento que me marcó para siempre,  el cual experimenté a los 8 años, es decir, una edad cuando, supuestamente, debía vivir una “plena y feliz” infancia, a pesar de los problemas que inevitablemente se presentaban en el entorno que me rodeaba.

Esa experiencia ya la he comentado en posts anteriores, pero la retomaré en esta ocasión  a manera de contexto,  debido a que en estos días hemos sido testigos,  a través de las redes sociales,  de una serie de denuncias públicas que tienen que ver con asuntos de abuso sexual….

Primeramente, hay que mencionar que la violencia sexual a nivel mundial alcanza cifras inimaginables. Es sumamente lamentable que las mujeres de todo el mundo y a cualquier edad, tengamos que experimentar y tolerar estas aberrantes prácticas que  vulneran y pisotean los derechos que, todas y todos tenemos, como la libertad de salvaguardar nuestra dignidad y nuestra integridad emocional, física y sexual.

Algunas cifras a nivel mundial:

*Según ONU Mujeres cada 18 segundos una mujer es violada. Podrían ser nuestras hermanas, hijas, primas, vecinas, amigas, madres o nosotras mismas. 

*Tres mujeres por minuto viven violencia sexual. 180 mujeres cada hora son violadas en alguna casa, calle, oficina; en una playa, en un auto. 

*No importa la edad, la violencia sexual abarca desde que nacemos hasta que morimos.

*4,320 hijas, hermanas, madres, niñas, abuelas son violadas diariamente. 

*30, 240 mujeres cada semana sabrán lo que significa la violación. 120, 960 mujeres son violadas cada mes en su patria. 

*Un millón 451,520 mujeres cada año comienzan la ruta de la supervivencia para aprender a vivir después de haber sido víctimas de violencia sexual. 


Lydia Cacho, excelente periodista mexicana, acertadamente afirma: "Si esos números no nos hacen entender que estamos frente a un sexismo criminal que exige justicia y educación contra el machismo abusivo, nada lo hará". Terroríficamente cierto, ¿no es así?.


Hablando específicamente de México, las cifras son más dolorosas, pues particularmente es el país donde nací y crecí; donde engendré y he tenido la dicha de ver crecer a mi hija; donde he echado mis raíces, donde mi familia se encuentra, donde mis amistades más cercanas y queridas viven;  donde he podido crear y desarrollar este trabajo social que, afortunadamente, llega a muchos lugares lejanos y distintos que han acogido nuestros espacios de manera cordial y afable. Es por todo lo anterior que hoy tocaré el tema del abuso sexual infantil desde mi propia experiencia.

Mi amarga experiencia

En los últimos días ha circulado en internet un video donde puede observarse, a primera vista,  a una familia común, comiendo y conviviendo, aparentemente, de forma normal en un restaurante que, se dice, se ubica en la Cd. De Tabasco.

Sin abrir la nota para ver el video, dudé un poco al leer el encabezado, pues decía algo así como: IMÁGENES FUERTES, ABUSO SEXUAL A NIÑA .   Se notaba como una nota amarillista y morbosa, por lo que, primeramente, pensé en no abrirlo. Sin embargo, durante algunos minutos pensé y lo asocié a otros casos que, recientemente, han sido dados a conocer también. Me llamó la atención que todos tienen en común un factor: la violencia sexual a menores de edad.

  • Es sabido que en estas semanas también ha circulado una noticia acerca de la violación tumultuaria sucedida en el estado de Veracruz, llevada a cabo por un grupo de delincuentes denominados "Los Porkys de Costa de Oro". VER NOTA: http://goo.gl/fH5B83
  • Amismo, en el estado de Querétaro (ciudad donde radico) se ha escuchado mucho una nota acerca de un agresor sexual que, cínicamente, entró a un renombrado cine a masturbarse junto a una niña. VER NOTA: http://goo.gl/NnBJZc
  • En el mismo estado de Querétaro, correo la noticia de un violador serial, quien siendo un reconocido arquitecto, nadador profesional y un "ejemplar" esposo y padre de familia, se dedicó a violar a más de 5 jóvenes. VER NOTA: http://goo.gl/9oII7C
  • Lo anterior, sumado a la serie de abusos que cotidianamente se dan en contra de las mujeres (como los casos de acoso y agresiones en la calle), sin importar la edad, condición, profesión ni ninguna característica especial. Ni hablar de las desapariciones, feminicidios, ni de todos los demás casos que se saben y, sobre todo, de los que nunca sabremos.
Todo lo anterior  hizo que me detuviera a reflexionar un poco sobre el video, el que en un principio me negué a observar pero, finalmente, decidí que sí lo haría. Mi impresión, primeramente, fue como la de la mayoría de la gente que lo ha visto, de indignación, repugnancia, coraje…. Pero en mi interior se despertó algo más: el recuerdo de aquella amarga experiencia que viví cuando tenia 8 años de edad. Al ver la forma en cómo el agresor del video abusa de la niña, de inmediato me trasladé a mi salón de clases, a aquellas veces en que mi profesor de mi 3er grado de primaria llamaba a las niñas del grupo, una por una, para que pasáramos a su escritorio a leer algún capítulo de algún libro. Ahí, mientras él se encontraba sentado a nuestro lado, abusaba de nosotras frente a la clase, de la misma forma en que el agresor del video lo hace con su pequeña víctima en aquel restaurante.

No, definitivamente no creo que la violación ni el abuso sexual se olviden nunca; no son cualquier cosa, tampoco creo que se superen de forma absoluta. Siempre quedará un amargo recuerdo en algún rincón de nuestra memoria que, en cualquier momento, brotará causado por algún detonante, lo que nos hará sentir la impotencia que vivimos en cierto momento. Y no es para menos, pero a pesar de ser así, una aprende a vivir con las experiencias de la vida, por más dolorosas que sean.

No lo niego, me tomó algunos minutos reponerme, pero lo más increíble fue darme cuenta lo que días después iba sucediendo: el agresor se convertía en víctima (lo mismo de siempre)… En algunas notas que navegaban por la red, ciertos “expertos legales” alegaban que el verdadero culpable en este asunto era quien había osado grabar el video, ya que vulneraba los derechos del “presunto agresor” al exponerlo públicamente (VER NOTA: http://goo.gl/uGg8ym )

En primer lugar me pregunto, ¿por qué siempre, a pesar de las claras evidencias, llaman "presunto" a un verdadero culpable? Claramente, en el video  se observa cómo el agresor abusa de la niña frente a todo el restaurante. Y eso en un hecho innegable, no importa qué relación tenga el sujeto con la niña, puede ser su padre, su abuelo, su vecino, su maestro.... el hecho es que el sujeto está violentando el derecho que la niña, como todos los niños del mundo tienen, a proteger su dignidad y su integridad emocional y física.

En segundo lugar pregunto: ¿Por qué acusar a quien grabó el video? ¿Qué derechos viola del agresor... el de su privacidad, el derecho a guardar su identidad mientras comete un delito en contra de una niña de 5 años que no puede defenderse? , ¿Qué importa más, los derechos de un pederasta agarrado infraganti, o los de la niña que, como puede verse en el video,  no tiene nadie que le ponga atención y mucho menos que la defienda? ¿Por qué decir que en lugar de haber grabado ese desagradable momento, se hubiera acercado a reclamarle al sujeto, a acusarlo con las mujeres que se encontraban frente a él, o bien, a llamar a la policía o haber acudido a denunciarlo a una agencia del MP? ¿En verdad hay alguien que crea que si se hubiera hecho algo de lo que se menciona, las mujeres que acompañaban al sujeto hubieran reaccionado de forma positiva? ¿le hubieran creído de pronto a un extraño que se acercaba a alertarlas sobre un asunto muy delicado y grave? ¿En verdad la policía habría acudido de inmediato a cumplir con su deber? Si se hubiera acudido al MP directamente ¿habrían levantado de forma eficiente, pronta y con apego a las leyes correspondientes la denuncia correspondiente? ¿O habrían actuado, como generalmente se acostumbra, revictimizando y  culpando a terceros?  ¿Habrían ido por el agresor para sancionarlo o para cubrirlo y dejarlo ir? ¿Acaso las leyes de todas las entidades protegen realmente los derechos de los infantes y de los denunciantes? ¿Qué artículo de la ley sanciona el abuso sexual como un delito grave?....

En resumen: ¿Qué harán las autoridades ahora que se tiene una prueba evidente en dicho video sobre el abuso cometido a una niña? ¿Desecharán la prueba, dirán que no es una evidencia contundente, o perseguirán a quien tomó el video por vulnerar los derechos del agresor....? ¿Qué harán? O mejor dicho, ¿qué están haciendo para que, específicamente este caso, sea sancionado como la sociedad lo exige? Ya han pasado varios días desde que se dio a conocer esa información y hasta ahora NO se ha hecho nada, o ¿acaso las autoridades ya identificaron al sujeto?, ¿ya saben dónde vive, qué hace, qué relación tiene con la niña.... y por qué la niña sigue expuesta y en riesgo? Son preguntas que hasta ahora quedan en el aire, como la gran mayoría de las veces, pero sabemos la  respuesta, y no se necesita adivinar, solo analizar que, hasta ahora,  no ha pasado NADA después de haberse dado a conocer dicho acto criminal. Seguramente, y como siempre,  quedará en la impunidad....

Si dejan pasar este hecho como un "hecho aislado" solo servirá para naturalizar este tipo de actos, el cual  se sumará a los miles y miles de casos de violencia machista y sexual que diariamente se cometen en contra de las mujeres y las niñas (y niños también).

Mi profesor de primaria NUNCA recibió en castigo que realmente merecía. Imaginen, fue un hecho ocurrido hace casi 40 años, una época donde era mucho más difícil hablar sobre estos temas, donde el manejo de información era sumamente difícil, rezagado, ineficiente.... Mi agresor solo fue cambiado de escuela, por lo que seguramente siguió cometiendo este tipo de abusos con otras niñas. Lo increíble es que a más de 40 años, la impunidad y la corrupción siguen presentes. De no ser así, a estas alturas, esta aberrante práctica ya no se llevaría  a cabo, pero como los agresores no reciben el castigo que merecen, el abuso sexual infantil continúa de forma descarada, cínica y casi naturalizada….

Confusión, miedo vergüenza culpa, son los principales sentimientos que toda víctima de abuso sexual atraviesa, haciéndonos callar en primera instancia. En mi caso, evité, durante el resto de mi niñez, hablar sobre el tema, me sentía hasta culpable por haber callado mientras era abusada, pero con el tiempo, entendí que esa culpa no era mía. Hubo factores que, siendo niña, yo no pude controlar ni entender, como por ejemplo, las amenazar sutiles que el agresor lanzaba; la confusión de saber que alguien "de confianza" es quien está invadiendo partes del cuerpo que muchas veces, una niña de esa edad no conoce. El miedo a no saber expresar lo que se siente, o no saber si el castigado va a ser uno. En fin, son muchas cosas que pueden atravesar por la mente y el corazón de un menor que ha sido víctima de abuso.


Hay que hablarlo y exigir sanciones

Yo he ido superando la experiencia que viví en la infancia. Primero, callando, pero con el tiempo aprendí que lo mejor era enfrentar ese demonio. Así que opté por hacer un trabajo interno, conmigo misma. Luego, comencé a hablarlo, de entrada, con algunos familiares, luego con ciertos amigos, posteriormente con quien fue mi esposo, con mi hija y ahora trato de ayudar compartiendo mi experiencia, así como mi testimonio de supervivencia, a mujeres que han pasado por lo mismo, sin dejar de lado la tarea de conscientización para llevar a cabo una tarea de prevención con nuestras hijas e hijos.

Lo más importante de esto fue cuando me atreví a contárselo a mi hija, con la única intención de alertarla, de protegerla, de advertirle que nunca, nadie, sea quien sea, bajo ningún pretexto, debía tomarse la atribución de tocarla. Cuando ella lo supo tenía 5 años, y fue capaz de comprenderlo. Hubo gente que me dijo que era muy chica para entender eso, que tal vez le provocaría sufrimiento o ansiedad, pero no me importó, preferí el camino de la prevención le proporcioné directamente información, con términos adecuados a su edad, pues el abuso sexual puede presentarse en el momento menos esperado y por quien menos se puede esperar.

Como madres (y padres),  debemos saber que nuestras hijas e hijos no siempre nos contarán todo (ya vimos algunos factores que intervienen para que ellos opten por no hacerlo).  Por eso, debemos mantenernos siempre atentas. Suena horrible, pero no debemos confiar a nuestras hijas e hijos pequeños con nadie. Debemos estar muy seguras de saber a quien se los dejamos y aún así mantenernos muy atentas a los comportamientos de los adultos y de nuestr@s hij@s. No se trata de entrar en una paranoia, pero sí de ser más precavidas. También debemos hablar con nuestr@s hij@s sobre el tema, preguntarles si alguien cercano, conocido o amigo, los ha tocado inapropiadamente,  en lugares que pertenecen solo a su intimidad. En fin, amar a nuestr@s hij@s implica hablarles con la verdad (según su edad) y mantenernos cerca y muy atentas, porque NINGUNA niña o niña debe ser vulnerado de ninguna forma. 

A las autoridades, debemos exigirles, como sociedad, que este tipo de conductas criminales (abusos, violaciones, acoso, etc) sean realmente castigadas. Si no hay leyes severas, pues que las hagan.... ¡pero ya!. Y no solo eso, además, deben crear mecanismos que permitan el acceso a la justicia SIN revictimizar ni culpar a las verdaderas víctimas. Debe haber herramientas que ayuden a superar cualquier episodio de este tipo. Pero sobre todo, las víctimas deben sentirse seguras de que, al momento de sufrir una agresión, puedan acudir con las autoridades con la confianza de que verdaderamente se les ayudará durante todo el proceso de denuncia, y no se les abandonará hasta que se haya hecho justicia..... De otra forma, solo continuarán fomentando y perpetuando la violencia, no solo la sexual, también la emocional, física, mental, social, institucional y de todos los tipos que hay.






MUJER:

En mi opinión, la felicidad es algo que vamos aprendiendo en el camino de la vida, a través de la comprensión, del amor por una misma, del perdón, del trabajo interno diario que cada quien realice para poder tomar una decisión: ser felices a pesar de lo que hayamos vivido, siempre con la meta de ser mejores.

¡DECÍDELO YA!, y enséñales a tus hijas e hijos a ser felices, a amarse y a cuidarse.
Enséñales  a conocer los derechos que tienen.

Educa con el ejemplo, en un ambiente de amor por si mism@s,
y donde el respeto y la igualdad prevalezcan.


((()))

FUENTES:
http://www.maspormas.com/2016/04/04/lcacho7/

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